Cómo enfrentarte a una oposición (sin morir en el intento)


Cómo enfrentarte a una oposición (sin morir en el intento)

Victor Croissier - 19/10/2025

Me han pedido que desarrolle un post sobre oposiciones. 

Durante semanas he estado dubitativo acerca del contenido, rebanándome la cabeza y posponiendo el hecho de ponerme a escribir. Supongo que, como todo opositor que ha conseguido la plaza, he pasado por el conocido síndrome del impostor.

Finalmente, creo que la mejor manera de aportar mi granito de arena es daros algunos consejos sobre la elección de la oposición y la estrategia para afrontarla.

1. Elegir bien la oposición

Para ello, te dejo algunos consejos básicos:

Intenta que sea de ámbito estatal. Suele haber más plazas y mejores herramientas (plataformas, temarios, preparadores).

Fíjate un objetivo. Hay quienes buscan un puesto con responsabilidad y otros que priorizan la estabilidad laboral y la calidad de vida.

Examina bien tu entorno. Si no dispones de ayuda económica o apoyo, es mejor empezar por una oposición sencilla. Tu objetivo debe ser conseguir estabilidad económica; más adelante siempre podrás intentar otra más exigente.

Controla tu ego. Todos queremos ser jueces o estar entre los primeros, pero no todos tenemos la capacidad o el entorno adecuado. Entender tu situación, tus virtudes y tus limitaciones puede marcar la diferencia.

Siempre mejor con preparador. El preparador es un especialista en la materia. Está ahí para ayudarte y aconsejarte. Si no cumple esa función, no dudes en cambiar.

    2. Afrontar el proceso

    Una vez elegida la oposición, y con la ilusión desbordante, es necesario entender que se trata de un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y dedicación. 

    Estos son, en mi opinión, los pasos básicos para afrontarlo:

    Estrategia. Traza un plan de actuación con metas realistas. La oposición no es una carrera corta; no se trata de llegar el primero, sino de llegar de la mejor manera posible. No busques aprobar a la primera: entiende que es un proceso de aprendizaje donde tú eres aprendiz y maestro. 

    Toda oposición tiene un número limitado de temas; los alcanzarás tarde o temprano. Cuanto mejor comprendas la materia y más la interiorices, más profunda será la huella.

    Ten fondos suficientes o adáptate. Lo que nadie te dirá es que, mientras haces una oposición, el mundo sigue. Tendrás que pagar alquiler, viajar, comprar ropa, comer… Todo eso deberás poder sufragarlo. Hay oposiciones que permiten compaginar el estudio con el trabajo, y otras en las que no es posible. Sé consecuente con la que elijas: analiza tu entorno y adáptate.

    Automotívate. ¿Conoces la frase “no hay mejor amor que el amor propio”? Es cierta. En una oposición habrá momentos de bajón, de duda y de agotamiento. Por eso es fundamental que cada día te automotives, que recuerdes por qué lo haces y que confíes en tu plan: tarde o temprano dará resultado.

    Disfruta del momento. Aunque parezca increíble, se puede disfrutar de una oposición. He superado dos, y siempre he detectado el mismo patrón: primero llega la ilusión de la aventura; después, el asombro ante la inmensidad del temario; más tarde, las dudas (donde la mayoría abandona); luego la rutina (punto clave). 

    Con el tiempo descubres que el temario es finito, que no es tanto, y un día te levantas sabiendo que, aunque no sepas cuándo, aprobarás. Dudarás de nuevo, pero finalmente lo conseguirás.

    Analiza los resultados. La oposición es un conjunto de exámenes, algo inmaterial que puede determinar si tu vida tiene sentido o se vuelve un infierno. Depende de ti cómo tomártelo. Los resultados son eso, resultados: rara vez reflejan el sacrificio o el esfuerzo, ni siquiera cuando apruebas. En mi caso, he de decir que en mi última plaza no disfruté del aprobado… por culpa del ego.

    El valor de la oposición. Una vez logrado el objetivo, ayuda a los que vienen detrás. No eres más que nadie, y ellos tampoco son menos. Recuerda tu camino y ten la humildad de acompañar y aconsejar.

    3. Reflexión final

    Quiero terminar con un fragmento de una película que te recomiendo encarecidamente: “Atrápame si puedes”. En ella, uno de los protagonistas pronuncia esta frase al recibir un premio:

    “Dos ratoncitos cayeron en un cubo de nata. El primer ratón enseguida se rindió y se ahogó; el segundo ratón decidió pelear y se esforzó tanto que finalmente transformó la nata en mantequilla y consiguió escapar. Caballeros, desde este momento, yo soy ese segundo ratón.”

    La metáfora no es baladí. Sin quererlo, retrata muy bien la vida de un opositor. Me siento identificado y, en cierta manera, orgulloso. Cuando apruebas dos oposiciones, muchos piensan que tienes algo que los demás no tienen, y no se equivocan… pero no en la forma que imaginan. 

    Una oposición no es más que un obstáculo, un reto que superar. Y, como todo reto, tiene un comienzo y un final, igual que tu etapa en el instituto o tu primer día en un nuevo trabajo.


    Este artículo ha sido escrito por Victor Croissier para la newsletter de La generación mejor preparada.

    Su reflexión formó parte del episodio 17 del podcast, donde nos cuenta su experiencia aprobando dos oposiciones del Ministerio de Justicia a la primera (y 9 exámenes).

    La imagen es extraída de un tweet de Andrés Elías.